Buscar este blog

lunes, 4 de junio de 2012

El Profesor Manuel Olivencia: Hijo Adoptivo de Sevilla


El Profesor Manuel Olivencia recibió hace pocos días un especial reconocimiento: su nombramiento como Hijo Adoptivo de Sevilla. ¡Nada menos! Una distinción extraordinaria, sobre cuya solemne entrega puede leerse la crónica publicada en el ABC de Sevilla, que relataba que el pergamino que recibió el Profesor figuraban algunas referencias a algunos de los hitos en la labor y dedicación del Maestro: el Código Olivencia, “ius mercatorum”, “par conditio creditorum”. Con estas líneas quiero dejar constancia de mi felicitación al nuevo Hijo Adoptivo de la capital andaluza.


Pocas distinciones pueden recibirse con más satisfacción que la que supone un solemne y público reconocimiento de la ciudad en la que ha transcurrido nuestra vida. El Profesor Olivencia ha hecho de Sevilla (y en especial, de su Universidad) parte esencial de su vida. Desde la Universidad de Sevilla ha sabido formar durante decenios lo que muchos hemos conocido como la Escuela Sevillana de Derecho mercantil, que no es sino la referencia a un origen desde el que han surgido de forma incesante discípulos del Maestro Olivencia, que ocupan numerosas plazas en Universidades españolas. Poco cabe añadir a esa función docente cuando la información periodística pone de manifiesto que tanto el expresidente Felipe González, como el actual alcalde sevillano, Juan Ignacio Zoido, recordaron la común condición de antiguos alumnos del Profesor Olivencia.

El nuevo Hijo Adoptivo ha sido, además, un permanente embajador de Sevilla en su condición de universitario universal. Desde Sevilla ha estado –y sigue estando- siempre dispuesto a participar en múltiples iniciativas y actividades vinculadas con la elaboración, el estudio y el progreso del Derecho mercantil y de cuantos se dedican a su investigación y aplicación. De Sevilla venía y a Sevilla regresaba. Sevilla y Olivencia se convirtieron así en una misma cosa. Con esa filiación adoptiva la ciudad ha sabido, en una decisión sabia y oportuna, dar la máxima solemnidad a esa estrecha relación.

Madrid, 4 de junio 2012